miércoles, 17 de junio de 2009

Segunda Parte: Fecha 2

Null y yo conversábamos cuando Vekna vino a traernos una pequeña caja hallada en el lugar donde habían caído mis paladines, dentro tenía un escrito en elfico.
-Quizás Luna pueda traducirlo.
-No algo más oscuro quizás- me dijo ella.
El papel tenía el sello de los cadormen de la familia D’zees, de Athicia.
Había que avisar a nuestros aliados del ataque a los paladines, envié a Elisha a Belizard y a Justine a Garrat. Mientras Kuman, Null y yo volvíamos al lugar del hecho. Null dejó a Sergis a cargo, no me pareció una buena idea, pero al fin y al cabo solo estaríamos ausentes poco tiempo y él se ofreció. Sabía que él ya estaba preparado para hacerlo, al menos iba a darle una oportunidad.
Luna le mandó un mensaje a Lareth diciéndole que las cosas en la Torre se estaban poniendo “espesas” y que se iba a demorar. Le dijo que estaban todos bien para que no se preocupara.
Luego nos buscó pero Sergis, que estaba con Calista y Telien, le dijo que habíamos ido a la escena del crimen. Luna lo vio venir a Tantalus y le dijo:
-Me gustaría intercambiar algunos conceptos con usted.
Él estuvo de acuerdo y la llevó a su estudio para conversar.
-¿Usted cree que todo esto fue una movida preparada?
-Es muy posible, señora Luna.
-¿Serán los demonios?
-No lo creo, ellos están encerrados en otro plano. Yo creo que la mejor señal que dejaron fueron las flechas.
-¿Por qué dice eso?
-No sé que tan al tanto está de las movidas matrimoniales de Garrat.
-No mucho, al único que veo es a Lamain.
-Gran hombre, un ejemplo a seguir. Yo estoy en desacuerdo con el emperador en cuanto a la política de generar casas de vástagos. El último casamiento, el de Zoha por ejemplo, ella es muy joven, solo tiene veinticuatro años y se casó con un cadormen.
-Quizás la idea de Nellens no sea la mejor ¿cuánto van a tardar en empezar las luchas por el poder? Pero qué tienen que ver en todo esto los cadormen.
-Los cadormen se dividen en casas, son los comerciantes, los mentirosos, pero también los consejeros.
-Y con esto se ha casado Zoha… conociendo a Nellens es lógico que no haya puesto ninguna barrera. Quizás puedan corregir su camino desviado. Esperemos no tener que pelear con un dragón, Danwe no lo hubiera querido.
-Si este hombre envenenó los oídos del sultán de Bujan…
-Todavía no podemos decir eso. Parece que se estuvieran olvidando de la “Guerra del Caos”. Hay que recordarles porque nos necesitan. Si Jaria no quiere estar con el sultán yo la aplaudo, pero sería bueno hablar con él para firmar la paz.
-Sino le molesta, yo me ofrezco a ir con usted.

En el campo de batalla Null y yo encontramos más pistas. Detrás de la colina vimos las huellas de lo que podía ser una extraña maquinaria. Null me dijo que quizás no eran a los paladines a quiénes habían ido a atacar, y la movida les había salido mejor con la llegada de ellos. Además la pelea con el sultán podría haber sido casual. Null tomó nota de todo para analizarlo a su vuelta con sus ayudantes.
En la torre Luna habló con Elisha, ella había ido con Vekna y fueron las primeras en regresar. Le contó que en Bellizard se iba reunir un consejo de guerra.
-¿Un consejo de guerra? ¿qué guerra?
-Atacaron a nuestros paladines…
-Aquí no hay ninguna guerra, ni siquiera sabemos quiénes fueron los responsables.
Cuando llegó Justine que había ido con Hermes le dijo que no había podido hablar con Nellens y que le habían informado todo al hijo de Lamain.
-Había muchos cadormen de pelo blanco en Garrat, creo que lo que vi en brazos de Zoha era un bebé cadormen.
-No sería tan extraño- dijo ella que sabía de su nuevo matrimonio.
-El territorio que le pertenece a Zoha es ese- dijo Tantalus señalando hacia Minoi.
Cuando volvimos y Luna me contó lo del consejo de guerra no lo podía creer. Tuve que pedirle a Null que fuera a Bellizard a detener esa locura. Confiaba en que Jaria podría ser más juiciosa en Garrat.
Luna dijo que iría a ver al sultán en Bujan y que seguramente llegaría a su campamento antes que ellos llegaran a su tierra.
-No vas a ir sola, voy a asignar a alguien para que te acompañe.
-Señora permítame acompañarla- me dijo Kuman.
-No, ya tuvimos suficiente con enviar a Elisha a Bellizard, no va a ser uno de mis paladines, irás con mi maestro Tantalus.
-No te preocupes Kuman, no me va a pasar nada, Danwe me va a proteger- le dijo Luna.
Igualmente, no sé por qué, el que pidió que lo acompañe Kuman fue Null.

Entre tanto fui a la habitación de Gwen. Allí estaban Sergis y Calista actuando de Null y yo para alegrarla, todos se reían y a mí también me causó gracia la actuación. Cuando entré acaricié la rubia cabeza de Sergis y le dije:
-Que lindo, sos igual a tu padre.
Me senté al lado de Gwen y le pregunté:
-¿Estás bien?
-Sí.
Tellien que estaba al lado de ella se puso rojo cuando lo miré.
-Cuidada- le dije.
-Sí, él me cuida mucho- respondió Gwen por él. Me dio mucha ternura. Como vi que todo estaba bien allí, regresé. Cuando salía por la puerta le dije a Sergis:
-Y vos más respeto con tu madre.

Null fue a Bellizard. Llegó a la plaza principal que estaba muy concurrida. Muchos de los senadores se arrodillaron o bajaron la cabeza cuando lo vieron aparecer. Geornaut era el presidente del senado y fue el que los recibió.
-Señor Null.
-Su excelencia, vengo a entregar un mensaje.
-El Consejo lo escuchará, lamento mucho lo de sus soldados. No se preocupen no va a quedar impune.
-Venimos a calmar las aguas.
-Pero su enviada nos alentó a levantarnos en armas…
-Yo vengo a medir las palabras. Ella lo midió en términos de guerra.
-Sepan que somos fieles a la Torre Blanca. Lo haremos llamar en cuanto todo esté listo. Puede servirse algo mientras tanto.
Cuando todo estuvo preparado en el recinto del Senado, Geornaut fue a buscar a Null.
-El Consejo lo está esperando señor Null.
El anfiteatro podía albergar entre trescientas y cuatrocientas personas, todos estaban divididos según la edad y por distintos colores según las ciudades a las que pertenecían. Había ocho ciudades estado, con varios representantes cada una. El murmullo se fue calmando cuando Null subió al estrado. Su mensaje de paz no pareció gustarle a los senadores.
-¿Entonces el pedido de auxilio qué?- dijo uno de ellos.
-Fue una decisión apresurada.
-¿Entonces quién es el enemigo?- objetó otro.
-No lo sabemos, por eso pedimos su paciencia.
-¿Paciencia para qué?
-Para averiguarlo. Por eso necesitamos saber que contaremos con ustedes, que serán nuestros aliados.
-¿Para qué? Si está diciendo que no nos levantemos en armas…
-Para asistirnos en nuestra defensa.
-Está bien, le haremos saber nuestra decisión.
Los llevaron nuevamente a la sala de estar mientras el senado conferenciaba. Cuando fue a servirse algo de beber notó que abajo del vaso había un papel, en el mismo había anotada una dirección.
-Iré a recorrer la ciudad mientras tanto.
-Como usted quiera ¿necesita escolta?- le preguntó uno de los guardias.
-No, estoy yo para eso- dijo Kuman- ¿A dónde vamos?
-A estirar las piernas.
Caminaron por la capital de Bellizard, vieron unas torres arrojando humo a lo lejos y se dirigieron hacia allí. Null transformó su apariencia en un obrero e hizo invisible a Kuman para no llamar la atención y poder investigar un poco. Llegaron hasta las fraguas, las mismas alimentadas con metal de Bujan, obviamente estaban allí para armar al ejército.
En el puerto vieron barcos de distinta procedencia, de Candara y de las distintas provincias de Bellizard. Además había barcos de velas triangulares con el símbolo de un dragón (que no eran los de Nellens), más allá había algunos de la flota de Garrat, que eran mucho más grandes. Barcos de velas blancas y de madera negruzca estaban bajando cajas, tenían el símbolo de la casa de Bujan.
Al regresar Null tuvo la noticia de lo que había decido el Senado. No actuarían hasta no recibir órdenes de la Torre Blanca. Se dirigió entonces inmediatamente hacia Garrat.

Estuve pensando mucho ese día, me pregunté quiénes eran capaces de fabricar maquinaria como la que estábamos buscando y había tres opciones: los gnomos en Minoi, en Bellizard donde sabía que había fraguas y en el Noroeste de Garrat, el territorio de Zoha. Había que investigar de donde era la procedencia de esa maquinaria tan avanzada.
Vekna dijo que había una forma de poder saberlo, me preguntó si estaba dispuesta a utilizar cualquier medio. Lo pensé y luego le dije que sí, había que volver al a colina. Me preguntó:
-¿Quiere presenciarlo?
-Sí, vamos.
Cuando llegamos ella tomó una pala y comenzó a cavar donde estaba la tumba de mis paladines.
-¿Qué estás haciendo?
-Dijo que cualquier medio.
Fue horrible presenciar esa profanación y me arrepentí de lo que le había pedido, pero gracias a lo que dijo el espíritu de mi paladín, que regresó a su cuerpo durante un corto tiempo, supimos que había habido un segundo ataque. Fueron dos lluvias de flechas, no una. Esa maquinaria, fuera lo que fuera, podía cargarse muy rápido y redireccionarse en el mismo tiempo. Volvimos a enterrar a mi paladín y regresamos al castillo.

Luna y Tantalus cabalgaron hasta el campamento del sultán de Bujan. Dos jinetes se acercaron a recibirlos, Luna sacó un pañuelo blanco y lo agitó en señal de paz.
-¿Quiénes son? ¿Qué quieren?
-Venimos a hablar con el Sultán, venimos en son de paz.
Los jinetes los condujeron al campamento y allí los recibió el consejero del Sultán, que enseguida reconoció a Tantalus, he hizo como si Luna no estuviera allí.
-¡Ah! Honorable Tantalus, ¿en qué lo puedo ayudar?
-La señora Tirisluna y yo venimos a hablar con el Sultán.
-El no está muy contento, mataron a uno de sus sobrinos.
-Venimos a presentar disculpas.
-Veremos si él los puede recibir- dijo dándose aires de importancia, y se dirigió hacia la tienda del Sultán. Cuando regresó les informó:
-El Sultán agradece sus disculpas y solicita una entrevista con su señora. Ahora pueden retirarse.
-No lo entendí ¿qué dijo?- Luna le preguntó a Tantalus en perfecto idioma bujanés- ¿qué quiso decir? ¿No podemos hablar con el sultán? ¿Prefiere que se desencadene una guerra con miles de muertos?- Luna le habló todo el tiempo a Tantalus, ignorando por completo al mensajero como él había hecho con ella.
Luna incluso llegó a ofrecerle tratos comerciales con Orodwen pero él los rechazó diciendo que no estaban interesados en comerciar con una pobre provincia del sur.
-Bien, si se arma una guerra, tú serás la primera víctima, horrible criatura.
Tantalus y Luna subieron a sus caballos y cabalgaron nuevamente hacia la torre. Pero no iban a hacérselo tan fácil. Al poco tiempo de salir del campamento sintieron silbar una flecha muy cerca de ellos. Luego muchas más las siguieron y Tantalus se cayó del caballo encabritado. Vieron tres jinetes, arcos cortos en mano, parecían de Buján. De una pequeña colina cinco jinetes más cargaron contra ellos dos. Pero Luna no iba a dejar que les hicieran daño y convocó un rayo del cielo que los mató a todos. Solo uno quedó en pie y lo llevaron prisionero a la Torre.
Este hombre les contó que lo habían criado en Frenzia y que unirse a la milicia había sido un ascenso para él, habiendo trabajado mucho tiempo antes en las minas. Les pidió disculpas por lo que había hecho, y les dijo que solo estaba siguiendo órdenes de su superior. Luna le prometió poder vivir en un lugar tranquilo si contaba todo lo que sabía, pero él dijo no saber tanto como para merecer eso.

Null estuvo dos días en Garrat esperando poder hablar con Nellens, pero él no parecía tener tiempo de atenderlo, de hecho dudaba seriamente de que le hubieran dicho que él se encontraba allí. En este tiempo logró hablar de lo sucedido con Lamain y con Imerion, pidiéndoles que le comunicaran todo a Nellens en cuanto se desocupara.
“Las mil escamas son muchas para un solo dragón” había dicho Lamain.
En el puerto Null vio muchos barcos de los cadormen que cargaban comida y descargaban artefactos como bombas hidráulicas. Todo era pagado con oro, cuyo sello estaba limado para que no se reconociera la procedencia del mismo. Null decidió comprar un lingote a mucho más de su valor para poder investigarlo en su torre cuando regresara.

Cuando me desperté al día siguiente en la puerta de mi habitación habían dejado un mensaje, era una amenaza de muerte. Y lo más terrible fue que ninguno de mis guardias supo quién lo había dejado.
“Son sus últimos días Alexia, disfrútelos”
Salí de la torre y todo era un caos. Mi orden de paladines estaba desquiciada por el mensaje y Elisha me dijo que habían encarcelado a todos los que no habían nacido en la ciudad. Lo vi venir a Sergis como loco. Jamás lo había visto así.
-¡Es una estúpida! Encerró a Calista y a Tellien.
Cuando Sergis dijo eso corrí hacia los calabozos, hacía años que no los usábamos, no podía creerlo. Personalmente me encargué de sacar a todos. Estaba Tellien prácticamente desnudo, Calista, la hija del emperador de Garrat en ropa interior ¡en qué estaban pensando mis paladines!
La vi a Gwen, sus ojos verdes brillando intensamente y una tormenta se estaba desatando afuera. La abracé y la tranquilicé y me encargué de llevarla a su habitación, ella lloraba, por suerte su furia incontrolada no había caído aún sobre la torre.
Fui a hablar con Kuman, le dije que buscara a todos los paladines mientras nosotros nos reuníamos con Luna que había llegado hacía instantes. Lo vi a Null y me abracé a él, apoyé mi cabeza sobre su hombro, creo que para ese entonces la situación ya me había superado.
Luna llegó y preguntó que estaba pasando. Cuando nos reunimos tuve que decirle que habían encerrado a sus hijos y pedirle disculpas por el malentendido. Ella parecía bastante ofuscada, pero no dijo nada. Nos contó lo que había pasado en el campamento del Sultán y que había traído un prisionero. Yo le dejé el mensaje a Null y le pedí que por favor intentara identificar a su creador. Sabía que él estaba como loco, pero no lo demostró.
En la reunión se identificaron algunos puntos importantes. Null dijo que lo que buscaba Bujan era una ruta comercial por tierra para independizarse de los elfos cadormen, todo esto en base a sus investigaciones en Bellizard y en Garrat. Los cadormen seguramente querían expandir el imperio de Athicia, y actualmente monopolizaban el transporte naval.
Noa hermano de Nellens, se había casado con una enana en una clara movida política justamente para no depender de las minas de Bujan. Al fin y al cabo todo se resumía en que la Torre Blanca era un paso estratégico para comerciar con Bellizard. El prisionero que trajo Luna dijo que él solo obedecía órdenes, que no había querido dañarla. Nos dijo que en Bujan habían aparecido los “demonios negros de pelo blanco” y desde entonces habían sacado a muchos de los que trabajaban en las minas para ser soldados. Los cadormen habían llegado por el Norte, la tierra del Sol, y ese era el territorio gobernado por el guardinal Anubis.
Vekna trajo el escrito encontrado en el campo de batalla, resultó ser un contrato para mercenarios.

Cuando finalizó la reunión lo busqué a Kuman y él me llevó a donde había reunido a mis paladines.
-Lo que ocurrió hoy no puede volver a ocurrir. No puede ser que por un mensaje se arme esta paranoia ¿en qué estaban pensando? ¡Encerraron a la hija del emperador de Garrat! A Tellien el hijo de Luna. Nosotros estamos aquí para cuidar a la gente no para encerrarla. Ahora prepárense, porque no sabes que va a ocurrir.
-Kuman ¿dónde está Elisha?
-La envié en un viaje espiritual- dijo y me entregó cinco insignias de mis paladines.
-¿Qué es esto?
-Son los que encerraron a todos, no merecen seguir siendo tus paladines.
-¿Dónde están?
-Los expulsé.
-Eso es algo que yo voy a decidir- le dije y me dirigía a buscar a uno de ellos personalmente.
-¿Por qué los expulsaste?- le preguntó Luna.
-Porque no estaban de acuerdo con los principios de Alexia. Porque me di cuenta de que somos unas bestias, no pensamos.
-Entonces no aprendimos nada… ¿Vas a expulsar a cinco paladines solo por un error?
-No los expulsé, renunciaron.
-¿Y entonces por qué le ocultás información a Alexia? ¡Ahora ella está sola recorriendo toda la ciudad buscándolos! ¡Andá a buscarla!

Golpeé la puerta de la casa de uno de mis paladines a los que Kuman había expulsado. Cuando abrió la puerta le pregunté:
-¿Puedo pasar?
-Sí, por favor ¿quiere algo de beber?
-Sí, gracias. Vine a hablar con vos porque no me parece bien lo que hizo Kuman. Expulsarlos no fue una solución.
-Voy a decirle porqué no nos expulsaron, porque nosotros decidimos abandonar la orden, y luego seguramente tenga que irme da aquí.
Me sorprendí ¿Qué no los habían expulsado? Pero eso fue lo que me había dicho Kuman…
-¿Por qué?
-Porque nos cansamos, porque somos simples decoraciones y no podemos demostrar nuestro valor.
-¿Demostrar su valor ante quien? No lo entiendo… ¿entonces quieren que haya una guerra? ¿Alguna vez has estado en una guerra?
-Sí. En su orden no somos nadie.
-Está bien, respeto su opinión, pero no la comparto. Sino quieren pertenecer a la orden está bien, no voy a obligarlos. Pueden quedarse en esta ciudad, aquí es su casa, no tienen que irse.
Me fui de allí, estaba muy mal, no entendía que de repente cinco de mis paladines pensaran así, quisieran la guerra para demostrar su valor, no lo entendía. Mi general de más confianza me había mentido, y con todo lo que estaba pasando, la amenaza de muerte, todos queriendo ver a la Torre Blanca destruida para sus propios fines comerciales. No podía creerlo. Fui a buscar a Kuman y lo primero que le dije fue:
-¿Por qué me mentiste? Sabías que iría a hablar con ellos…
Estábamos en la plaza principal. Él me llevó a una habitación y expulsó de allí a tres de los soldados.
-Te mentí porque no quería verte de esta forma.
-Como puedo confiar en ti, mi propio general me miente.
Él estaba destruido, pero yo también.
-¿Por qué pasó esto? ¿Hay un instigador?
-Hace mucho que pasa esto… no hay un instigador.
-¿Por qué no me lo dijiste?
Él se acercó demasiado a mí y me tomó de las muñecas. Yo lo miré a los ojos y le dije:
-¡Soltame!
-Todo lo que hice fue para que seas feliz, para que se cumpliera tu sueño. Si tenés que buscar a un culpable…
Él me hizo girar y me mostró un espejo. Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos grises.
-Todo lo que hice fue para que seas feliz- repitió. Salió de la habitación y yo seguí llorando hasta que logré tranquilizarme. Luego lo fui a buscar a Null.
Él estaba en nuestra habitación y me vio entrar llorando, yo lo abracé mientras le decía:
-¿Qué hice mal? ¿qué hice mal?
-Tranquila ¿qué pasó?- me dijo suavizando el tono de voz. Me senté a su lado en la cama.
-Cinco de mis paladines abandonaron la orden… y Kuman me mintió. Me dijo que los había expulsado pero… ellos renunciaron… no lo entiendo quieren la guerra para demostrar su valor…
-Quizás no deberías dejar que cualquiera ingrese a la orden, sino solo aquellos aptos que crean realmente en tus principios.
Él tenía razón.
-Quizás tengas razón, voy a tener que hacer algunos cambios… pero ahora… tengo que ir a Bellizard- dije y me puse de pie.
-Puedes ir mañana allí.
-Pero… necesito hacer algo…- Necesitaba no seguir pensando en eso, pero había otras formas.
Lo miré a los ojos y le dije:
-Está bien, hoy voy a quedarme con vos.
Él era el único que podía tranquilizarme y yo me dejé llevar. Lo amaba con toda mi alma.

Cuando bajamos a desayunar la vi a Luna jugando con Mellian y Luneth.
-¿Por qué están tan contentos ustedes dos?- nos preguntó Mellian. Vimos que Sergis se acercaba a la mesa, se sentó y apoyó su cabeza entre sus brazos; Calista que había bajado con él lo abrazó y se apoyó sobre su hombro. Luna había activado un “círculo de verdad” aunque era evidente por qué ambos tenían tanto sueño.
-Tío Null, ¿cuándo vamos a empezar a aprender magia?
-Mirá, es muy fácil- le dijo Mellian e hizo brotar una llama de su mano.
Null y yo nos miramos sorprendidos, no sabíamos que ella podía hacer eso.
-¿Quién te enseñó a hacer eso?- le pregunté. Null tenía una sonrisa de oreja a oreja.
-Fue Sergis.
Yo me llevé a Mellian cuando la conversación se direccionó a cuantas mujeres había frecuentado mi hijo. Su padre estaba más que feliz, pero si bien yo lo aceptaba, no me caía muy bien escuchar esas cosas.
Lo busqué a Kuman.
-Perdoname por lo de ayer.
-No, perdóneme usted por mi comportamiento.
-Ahora que Elisha no está, Mellian se va a sentir muy sola, por favor cuidala mientras no estoy.
-Sí mi señora.
-Cuando vuelva veremos de realizar algunos cambios en la orden.

Tellien no llegaba entonces Luna lo fue a buscar y lo encontró abrazando a Gwen, ambos se estaban besando y acariciando. Luna lo llamó y le dijo:
-Te dije que tuvieras cuidado.
-Pero mamá, no pasó nada…
-Si la lastimás ella es capaz de volar un continente.
-Pero yo la quiero…
-La tía y yo nos vamos a Bellizard. Quedate acá y espero que seas consciente de lo que estás haciendo ¿Qué no podías elegir a alguien normal? Sos tan estúpido como tu padre.
Luego Luna le contó la feliz noticia del “noviazgo” de su hijo a Lareth.

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