miércoles, 17 de junio de 2009

Segunda Parte: Fecha 1

Otro amanecer se cernía sobre la Torre Blanca. Los días pacíficos se sucedían uno tras otro sin más variaciones que el constante aprendizaje de los alumnos que allí estudiaban. Hacía ya dos meses que Nellens nos había dejado en custodia a su hija Calista y ella ya era el centro de atención de todos sus compañeros. Hermosa y digna hija de su madre.
Luna estaba por llegar, ya hacía un mes que le había enviado la respuesta a su carta. Sabía que iba a ser un duro golpe para Lareth que le quitaran a dos de sus hijos, pero sabía también que él estaba de acuerdo en que vinieran a estudiar aquí. Le dije a Kuman que estuviera atento y recibiera a Luna apenas llegara al castillo.
El viaje era largo desde Orodwen. Su pueblo se hallaba en al región de Ganowain, allí se habían refugiado los humanos y pertenecía a la satrapía del viento, a cargo de Lamain.
-Niños, cuando vean a la Dama Alexia se arrodillan.
-Pero mami, es la tía Alexia.
-Hay que respetar las formas.
Alrededor de la Torre corría una rampa en sentido circular que permitía subir hasta el castillo con los caballos. Desde lejos la torre parecía una aguja blanca que se alzaba en el medio de las montañas, pero ya cerca se podían apreciar las columnas y las casas que la formaban unidas por miles de escaleras. Abajo se encontraba la sede de los caballeros, mi Orden de Paladines. No muy lejos se alcanzaba a ver el túmulo en honor a los caídos en la Guerra del Caos y debajo aún dormida y en silencio, la Armada Dorada.
En los alrededores ya se habían comenzado a asentar pueblos de gnomos en las montañas y a lo largo del camino principal se levantaron posadas y tabernas.
Luna junto a Telien y Luneth llegaron ese día a la explanada principal del castillo y allí los recibió Kuman. Él la ayudó a bajar.
-Señora…
-Hola Kuman, he venido a traer a mis hijos, como ya le había prometido a la Dama Alexia. Chicos, él es el gran Kuman héroe de la Guerra del Caos- Kuman enrojeció de repente.
-Esto es para ti- le dijo mientras le alargaba una botella- es vino puro de nuestra tierra. A Lamain le gusta, viene seguido a beberlo.
-Gracias me dijeron que es excelente ¿Qué sabes de Lamain?
-Dicen que ahora tiene una nueva esposa, ahora que Nellens quiere juntarse con las casas menores… Tú también deberías buscarte una esposa Kuman.
-No tengo tiempo para eso ahora.
-Serás un gran partido para cualquier señorita.
-Es firme su hijo- dijo luego de saludar a Telien- será un buen caballero. Eres muy parecido a tu padre.
Telien estaba maravillado con Kuman y Luneth miraba todo a su alrededor.
Cuando entraron al castillo, yo los estaba esperando, ya los había visto entrar y escuché lo que habían dicho a Kuman pero esperé pacientemente a que él los trajera. Cuando entraron y me vieron los niños se arrodillaron, seguro había sido Luna la que se los había ordenado. Me acerqué a ellos, los tomé de la mano y los ayudé a levantarse.
-No tienen por qué arrodillarse. Bienvenidos.
Luneth me abrazó fuertemente y Telien se quedó más atrás con las manos detrás de la espalda.
-Telien, que grande estás- hacía ya dos años que no los veía, los chicos crecían tanto a esa edad.
-Hola tía.
La saludé a Luna y ella me dejó una botella de vino que indiqué se sirviera esa noche en la cena.
-Kuman, por favor llevá a Telien a conocer la escuela.
-Sí mi señora
-Elisha, acompañá a Luneth a conocer la suya.
Luego Luna y yo nos pusimos al corriente de lo que estaba pasando en nuestros alrededores. Le dije que todo estaba bien salvo ataques de bandidos en algunos poblados, y que habíamos podido controlar sin problemas. Ella me dijo que en su pueblo todo estaba en paz y ambas esperamos que así continuara.
-¿Cómo está Null?
-Bien, debe estar ahora en la torre con Sergis.
-Vamos a buscarlo.
Cuando llegamos a la torre vimos que uno de los ayudantes de Null lo llamaba.
-Tenés que ver esto…
-¿Qué pasa?- le preguntó sin levantarse de su asiento y observando lo que hacía.
El hombre tenía una vela y la acercó a un líquido extraño, no pasó nada, pero cuando la colocó debajo del plato una pequeña explosión lo sorprendió.
-Interesante…- dijo Null (muchos años después este descubrimiento caería en las manos de Mael…).
Vi que Vekna se acercaba a él y apoyaba sus manos en sus hombros, me molestaba que se tomara tanta confianza con él.
-Hola Null- lo saludó Luna.
-¿Por qué no bajaste a recibir a Luna?- le pregunté.
-Estaba en clase con Sergis.
-Vamos a un lugar más tranquilo a conversar.
Llevamos a Luna a una sala de estar y luego ella quiso recorrer la escuela, así que la llevamos personalmente. Cuando llegamos a la explanada circular donde entrenaba los caballeros Telien ya estaba conversando animadamente con sus compañeros y ya tenía puesto el uniforme. Luna lo llamó, él pareció avergonzado.
-¿Vas a estar bien? ¿Necesitás que te traiga algo?
-Mamá, voy a estar bien.
-No te preocupes Luna no va a faltarle nada- le dije.
En ese momento Luna vio a unos muchachos de la escuela que regentaba mi maestro Tantalus que comenzaron a silbar a Calista, la hija de Nellens. Yo me reía por lo bajo pero Null estaba enfadado, dijo que nuestra hija jamás se acercaría a esa escuela.
Esa noche Luna se sentó a mi lado en la mesa, y servimos el excelente vino que nos trajo. Los chicos estaban con Sergis y Mellian. Todo estaba bien salvo por la presencia del regente de Bujan que había venido con su esposa Jaria. Ella sonreía por compromiso. Él había venido a hablar de comercio. Quería que fuéramos la posta en su viaje a vender las piedras de las minas de Frenzia en Bellizard. Los gnomos de Minoi también querían lo mismo así que habían venido a negociar. A mí no me gustaba nada lo que hacían en sus minas, tenían esclavos que trabajaban todo el tiempo y en insalubres condiciones. Había escuchado rumores de que esto era igual en todos los aspectos y no solo en las minas. Me repugnaba que ese hombre estuviera sentado a mi mesa.
De repente escuché murmullos de discusión en la mesa de los niños. El tono iba subiendo cada vez más. Luna miraba a Telien con ojos penetrantes y en un silencio escuchamos alto y claro:
-No son más que unos esclavos- de la boca de uno de los embajadores.
Me levanté de mi asiento en la mesa principal, acerque una silla y me senté al lado de Telien.
-Creo que es momento de que tengamos una clase.
Comencé a relatarles todos los principios que sosteníamos en el reino y escuché al esposo de Jaria decir:
-Nosotros no opinamos lo mismo- Se levantó y se fue de la sala.
-Dejá, yo me encargo- me dijo Jaria y también se marchó.
Luego de un momento Jaria volvió, se sacó el anillo de bodas y lo dejó frente a mí, me dijo:
-Podés fundirlo.
Eso estaba yendo demasiado lejos, volví a preguntarme por qué Nellens la había enviado a casarse con esa escoria. Sentí los brazos de Sergis alrededor de mi cuello. Me besó en la mejilla y me dijo:
-Y todavía no viste nada.
-¿Qué pasó?- le pregunté a mi hijo.
Él me llevó a los establos. Sabía que Luna estaba teniendo en esos momentos una charla con su hijo. Cuando llegamos a la caballeriza me mostró un rincón, habían sacado la paja y habían colocado una manta, sobre ella había un bulto. Sergis la levantó, debajo de ella había una niña, seguramente de su misma edad. Tenía signos de que la habían golpeado, estaba muy lastimada, no quise siquiera pensar lo que podrían haberle hecho además de eso. Cuando le toqué la frente sentí una sensación rara, pero que ya conocía. La levanté, Sergis me ayudó y la llevamos al castillo. La dejé en custodia de Sergis y Luna, nuestros “invitados” se estaban escapando.
-Kuman, seguilos hasta que dejen el castillo.
-Sí mi señora.
Fui a ver a la niña nuevamente, le dije que no temiera que ahora estaba a salvo. Pasaron varias horas, algo no andaba bien, Kuman todavía no había regresado. Volé hasta las afueras y cuando vi la escena no podía creerlo, había ocurrido lo peor, veinte de mis paladines muertos, atravesados por incontables flechas. Me arrodillé al lado de Kuman, estaba al borde de la muerte. Le saqué las flechas una por una mientras el dolor me invadía. Sabía que no iba a poder moverlo sola y le mandé un mensaje a Null.
-Null ayudame.
Y en unos pocos segundos él apareció a mi lado. No sé como lo hizo pero animó al espíritu de uno de los caballos, entre los dos subimos a Kuman y nos dirigimos al castillo. Me encargué de curarlo y le dije a Null.
-Perdoname si te asusté.
-No, está bien- me respondió.
Cuando Kuman ya estaba descansando me dijo:
-La niña, tiene la esencia de Danwe. Si ella volvió…
-Donde está ella, también va a estar él.
Y yo la había sentido y sabía que era cierto. Supuse que Luna era la más indicada para consolarla e intentar hablar con ella.
Cuando amaneció volví con Null al campo, iba a encargarme personalmente de los cuerpos de mis paladines. Fue horrible para mí volver a ver esa escena. Vekna me mostró que no había rastro de su huida y las flechas habían caído desde arriba o desde detrás de la colina. Si Sadeth estaba en algún sitio, ese era Bujan, o lo había estado no hace mucho tiempo.
La niña tenía un collar por el que pudimos saber su nombre, se llamaba Gwen. Luna habló con ella y la consoló, a su vez estaba muy mal porque sabía todo lo que ella había pasado y lo que le habían hecho. Cuando la dejó dormida fuera estaban los chicos, Calista, Sergis y Telien y les dijo que ella estaba bien, pero que ya no era una persona normal, así como que era posible que ella fuera la reencarnación de Danwe. Ellos se sorprendieron mucho. Cuando amaneció Luna pidió que le llevaran la comida y se la dio a la niña. Ella se sació y luego dijo:
-Gracias.
-Estoy para lo que necesites.
-¿Cómo llegué a este lugar?
-Estabas con el sultán de Bujan.
Ella se puso a llorar y Luna la abrazó.

1 comentario:

Oberst Kroenen "aka" Lord Ashram II dijo...

Muy interesante blog, me lo tope buscando mapas de la Cuarta Edad del sol.
En si me tope con las historias del Fin de la Tercera Edad las cuales dedicas a un tal Emiliano (Feadin el elfo austral)

Mas tarde leere en profundidad las historias y quiza tome prestados algunos personajes o argumentos para mis campañas en la Cuarta Edad.

Saludos, y si deseas contactarme, eres bienvenida